Potasio

 

 

Ah, amigo, poeta, procura en ese ardor
tozudamente encendido ahí en tu pecho
no olvidar, que el humildísimo pan
que nos convoca,
no tiene rango alguno
ni te consagra
precisa que tus manos
lo den y lo reciban
cada día

no aceptes
el lugar que te da el careta
oh acalambrada pose de poeta!

es tu par aquel que reconoce
la incandescencia* leve,
humana estrella cierta de madera,
y con sencilla esteca al pensamiento
dibuja al fin su estela
abstraído, ermitaño
dichosamente opaco
e inocente

 

 

 

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