en tanto que las manos del hombre
sufren sed de primitivas
formas de su naturaleza
en la mujer se estremecen
huella y fulgor, lluvia y cerezas
violento útero encendido
pujante animal que existes,
belleza ciega, adulas al dolor
y perversas lenguas desatan
los versos más ermitaños
los versos más ermitaños
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