A propósito de revolución

 las cosas -supongo- tienen dos perspectivas, al menos, para verlas:
por ejemplo, la belleza.
Vista a través de la razón, se vuelve lineal, un garabato retórico. Algo bello podría definirse superficialmente como agradable, de buen gusto, equilibrado, armónico.

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pero espiritualmente, la belleza es una emoción incómoda, inentendible por medio del intelecto, a un paso del horror -como dice Rilke-: 'si la admiramos es porque en su calma, desdeña destruirnos'
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la belleza me parece la noción humana más increíble que pudimos haber inventado; para explicarnos ese margen que con certeza sabemos que existe pero no es a través de razones, ni deducciones que llegamos a conocerla.
Hay que hundirse en ella. De repente, de improviso, de pronto.
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Eso basta para que nosotros y el mundo
ya no seamos los mismos.
A propósito de revolución















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